DeathGlam

Lenguas lamiendo tu piel, tantas que no podrías ni siquiera contarlas y observas entre la confusión como esas pastillas mezcladas con sangre que te ha “recetado” tu peor amigo (yo) se disuelven en el amargo whisky de doce años que contiene un vaso de cristal centelleante que descansa al lado de un cenicero repleto de cigarros arrugados y aún ligeramente humeantes. Sonrío burlonamente y levanto mis cejas… Te gustará, esta es mi sentencia para ti.

¿Duele?, creo que la última moda te está matando cariño y pronto una nieve gris y sucia cubrirá tu hermoso cadáver disfrazado de Dolce & Gabbana, nos sumergiremos en esta noche iluminada de tormenta eléctrica en la que los rayos que ya fluyen entre tus venas contorsionarán tu cuerpo. ¿Y las lenguas?, las lenguas seguirán lamiéndote, dejando tras de sí un camino de sangre viscosa en tu blanca y mortecina piel.

Satén, seda, raso, tu lecho es frío y superficial, ¿este es el glamour que tanto necesitabas y deseabas?, debes saber que se convierte en el patíbulo de tu alma en este mismo momento porque hoy eres la bella novia de la muerte y las nupcias ya han comenzado. Déjame ser el padrino de tu fúnebre unión o mejor, ahora que lo pienso con calma, déjame a mí oficiar tu sacrílega y profanadora ceremonia, déjame ser el Santo Patrón de la Angustia que te bendiga de todo dolor (corazón) y lamer tus labios por última vez.

Me acerco a tu lecho, no digas nada, ni lo intentes y tan solo respira el polvo en el que se transforman mis manos, todos los secretos, todas las jodidas mentiras hoy terminarán contigo, ¿puedes ahogar un grito que salga de lo más profundo de tu interior?. Calma, no digas nada cariño, percibe el veneno de mis palabras y respira el polvo diamantino de la muerte, respira hasta que dejes de hacerlo, ¿puedes gritar?, ¿puedes maldecir por última vez la ridícula decadencia que nos rodea?.

Poco rato después todo ha terminado, los gemidos que se oyen cada vez más a lo lejos son como los de un niño que sufre, pero el viento ya se los lleva consigo disipándolos y las lenguas, las lenguas seguirán lamiéndote, deseándote, ensuciando la poca pureza que quedaba en nuestro sufrir. Pronto todos nosotros quedaremos cubiertos de gélida nieve y seremos nada en medio de una oscuridad de olvido. Se hará el silencio.

Felicidad exterminada.

TS

Regreso

Sentado en estas escaleras de mármol desgastado contemplo el jardín de nuestro hogar con nuestros queridos rosales que hace tiempo ya se marchitaron, los pétalos se deshacen en miles de fragmentos entre mis manos, el viento se los lleva volando al tiempo que mece mi pelo que cubre mis ojos y mi cara. Podría seguir inmóvil miles de años, hasta que alguien me arrebatara de este mundo pero no podría porque aquí sigo esperando tu regreso, no me moveré, no viviré, no abriré los ojos hasta volver a sentirte a mi lado.

Llevo tus lágrimas fluyendo dentro de mis venas, cada vez que llegan a mi corazón la angustia carcome mi interior hasta hacerme partir como madera seca una y otra vez, volcado en este suelo de otoño, podría ser el fin y… es tan real. Siento como si un invierno nuclear hubiera estallado en mis entrañas convirtiéndolo todo en un ceniciento páramo, locura eterna, una vorágine de sentimientos, cada cual más decadente que el anterior, tan solo por ti cariño, esto es por ti mi amor.

Estás sentada, desnuda sobre una cama arrebatada en pasión, no me ves, soy como ese fantasma que nunca se ha ido, atado a ti, al veneno que fluyó de tu boca dentro de la mía. Verteré palabras en tus oídos mientras te miras en un espejo cuya superficie parece ser como un lago cuya agua es mecida por una suave marea: ¿Me quieres?, te deseo, no puedo tocarte, mírame porque no soporto tu mirada perdida en el infinito, te odio por estar tan cerca y tan lejos a la vez, escúchame, necesito que me escuches una sola vez… Te querré siempre…

El tesoro más preciado que un hombre pudiera conocer en este universo sería el roce de tus labios. Tú, tan frágil como eres tienes todo el poder sobre mi alma y yo aquí sigo recordando esos besos tan intensos que nos dábamos, un pequeño Nirvana en cada uno de ellos, cada caricia estremeciendo la piel ávida de ti. ¿De qué me sirve esta eternidad tan vacía si no puedo tenerte?, preguntaré cientos de veces a las estrellas que se ven desde nuestro jardín esperando esa respuesta que nunca llega… ¿Estoy viviendo de cenizas?, ¿respiro el veneno de una eternidad de vacío?, ¿será posible que te olvides de mí y no vuelvas más?… Solo puede haber gloria contigo.

Pueden considerarme un blasfemo pero tú eres mi Virgen María, perfumada en rosas, tan bella que la luna se postra a tus pies. A veces te rezo anhelando ese milagro que te traiga otra vez aquí, ese caminar juntos de la mano flotando por encima de océanos, tu altar es mi corazón, siempre te llevo conmigo, nunca lo olvides porque esto es para siempre. Puedes colocarme una corona de espinas sobre mi cabeza que yo de rodillas con las manos unidas seguiré rezándote ahorcado en la apostasía…

Óyeme mi princesa, sabes bien que inventaría cientos de cuentos para ti solo por verte sonreír, mil formas de decirte te quiero, hemos conseguido tanto juntos que casi no nos hemos dado cuenta de ello y ahora pasamos la prueba de la ausencia esperando encontrarnos una vez más en la meta. Nena, el desastre está enamorado de nosotros, a veces la amargura es nuestra única elección mi amor, mi amor… En esta oscura y lluviosa noche tan cerca de la llama de nuestra chimenea, mi mente se quema a fuego lento pensando en ti, si me vieras podrías ver lágrimas de plata en mi rostro, cariño esto está torturando nuestro presente.

Quiero ser libre para seguirte allí donde vayas pero antes debemos matar a nuestros demonios, no habrá perdón, no perdonaré a tus enemigos, no perdonaré a tus males, no puede haber compasión cariño. Susúrrame al oído una vez más, abrázame, tan cerca que pueda sentir el compás de los latidos de tu corazón, háblame bajo, háblame despacio, estamos cubiertos de noche, enamorados, quiero volver a oírte decir de tus labios esas palabras que tanto añoro… ¿No ves que esto es el cielo?.

Eres mi dama y voy a beber el pecado de tus labios, caeremos borrachos de pasión a un suelo cubierto terciopelo color sangre, tapados con las sombras más espesas que hayan surgido jamás del Hades y volveremos ser Tú y Yo, una dualidad unida funcionando como un solo cuerpo, nada más volverá a importar ya salvo nosotros.

Nadie que seas tú puede entender todo lo que estoy escribiendo, nadie que no seas tú puede comprender estas palabras que para los demás serán prosa nacida de las entrañas de un loco enamorado pero esto no es para ellos, esto es solo para ti cariño, para ti mi amor, solo para ti… Esta es nuestra historia.

Más allá de la muerte

Cien años de abandono en medio del oscuro bosque, aquella casa de estilo victoriano se alza aún orgullosa pugnando por no ser cubierta totalmente por las ramas de los robles que crecen a su alrededor. Muros de piedra cubiertos de musgo y de hiedra que ya se enredaba en  dos estatuas de ángeles penitentes que yacen colocadas en la entrada de la mansión y que hace ya tiempo que no saludan a ningún visitante. Noche de luna encerrada tras vaporosas nubes, niebla que devora el bosque con su manto fantasmal donde solamente tenues fuegos fatuos se atreven a iluminar tan tenebroso paisaje convertido hoy en mi hogar.

En el interior de esa morada fruto de mis más fúnebres sueños, sentado sobre un viejo y desgastado sillón de terciopelo color rojo sangre soy testigo cada noche del mismo espectáculo, de la misma oscura función. Sostengo en mis manos una antigua muñeca de porcelana a la que acaricio con suavidad su pelo mientras delante de mí como todas las noches veo con mis ojos pintados de luto dos almas gemelas, dos sombras atrapadas en el tiempo que juegan y bailan alrededor de una vieja caja de música que reposa sobre un suelo cubierto de polvo y de malos recuerdos… Miradas y sonrisas cargadas de picardía, caricias mutuas sobre sus jóvenes e inmortales cuerpos etéreos, descubriendo cada centímetro de su anatomía, retorciéndose en sensuales abrazos; los besos más dulces son los que se dan con la mirada. Infinidad de desordenados recuerdos aguijonean sus mentes, pasión lasciva para otros pero delicia de amor para mí, el veneno de la lujuria fluye presto en su sangre envolviéndolas en deseo febril incluso más allá de la muerte. Venus aterrada, inocencia y perversión alcanzan hoy como todas las noches una perfecta comunión en esta danza al ritmo del tintineo de la caja de música donde yo soy y seré para siempre el único testigo.

Hoy también lloraré cubierto de este olvido mientras las veo delante de mí, nadie salvo yo entendió su amor y la sangre de ellas, sangre gemela que corría por sus venas fue derramada con crueldad bestial e ignorancia… pero yo no lloro de tristeza, lloro de alegría por saber que fueron liberadas de la monástica prisión de ideas y prejuicios del hombre y hoy puedo verlas como bellos fantasmas, almas libres, amándose en la muerte lo que no pudieron amarse en vida.

Todas las noches espero el mismo final de la función, un final en el que antes de verlas desvanecerse en las tinieblas de esta soledad, ellas agarradas de la mano me miran y sonríen, yo caigo de rodillas en el suelo y mis lágrimas fluyen como ríos enterrando por toda la eternidad mi corazón bajo estas paredes antiguas y desgastadas, alzo una mano para poder tocarlas tan solo una vez pero no lo consigo porque ya han desaparecido ante mis ojos no sin antes haberme grabado en mi mente la hermosa sonrisa de ambas, unidas en eternidad. La caja de música se ha callado y el silencio me inunda, ahora yazgo en el suelo de la mansión, llorando y acariciando la muñeca de porcelana que hace muchos años yo les regalé, devorado por la melancolía esperaré aquí sin moverme a la próxima noche como llevo haciendo desde hace incontables años para volverlas a ver amarse más allá de la muerte…

No es tiempo de llorar.

La seducción (Retrato de lo absurdo)

La seducción es uno de los mayores placeres que tiene el hombre y su perfección y dominio son solamente gracias a la práctica y al resultado de experiencias positivas y negativas, aparte del talento natural de cada uno.

La seducción es un arte en sí misma y como tal hay que visualizarla en la mente, olerla, saborearla, sentirla dentro de ti como palpita. No hace falta ser ningún Top-Model ni un hombre espectacular para ser un buen seductor, simplemente debes jugar bien tus cartas como en una buena partida de póker, has de realzar y mostrar tus cualidades, escondiendo o maquillando en la manera de lo posible los defectos y carencias.

Giovanni Giacomo Casanova es el prototipo del seductor pendenciero, adulador, egoísta, aprovechado, encantador, valiente… pero cada cual es un mundo y cada cual tienen sus propias cualidades y posibilidades. Un buen seductor nunca debe tirarse al vacío en pos de la conquista con alguien si no sabe a ciencia cierta si va a caer en blando o en duro, es cierto que nunca se puede estar seguro al 100% pero es mejor tenerlo claro lo máximo posible pues el quedar completamente al descubierto o en ridículo es lo peor que le puede pasar a un “seductor”, un error imperdonable en el que jamás se debe caer.

El interés es básico a la hora de seducir, si despertamos interés en la persona deseada ya tendremos hecha buena parte del trabajo pero ojo, un seductor debe saber administrar bien sus recursos, de nada nos servirán si los malgastamos en la primera jugada. Por ello, es muy importante el papel que juega la suma de misterio e interés, un buen seductor ha de ser misterioso para que la otra persona quiera saber más de nosotros, investigarnos, despertar su curiosidad y sobre todo su interés… Prender la chispa.

Llegados a ciertos puntos y si sabemos que a pesar de todo nuestro despliegue seductor la “partenaire” no quiere o no sabe seguir el juego de seducción es mejor cortar por lo sano y dejarlo o se convertirá en una pérdida de tiempo. La batalla más interesante es la que a pesar de su dificultad sabemos que la vamos a ganar.

El proceso de seducción ha de ser como escalar una montaña, el deseo y el interés deben ir aumentando por ambas partes hasta llegar a la cima o cohabitación amorosa (aunque esto depende de a donde quiera llegar cada uno) pero un buen seductor nunca, jamás debe perder el control de sus actos o dejarse llevar por la pasión o la impaciencia antes de llegar al objetivo final de la conquista.

Ya hemos dicho que la seducción es como escalar una montaña, se necesita esfuerzo, paciencia y dedicación, pero las montañas también tienen pendientes cuesta abajo, solo de nosotros depende si deseamos escalar otra montaña (debido a la pérdida de emoción o interés de la primera) o seguir en la cima de la primera por tiempo indeterminado, quien sabe, quizá hayamos encontrado la “montaña de nuestros sueños…”

Sueño gris

Una gran luna llena iluminaba una noche cuyo silencio solo era roto por el suave viento que mecía las hojas de los robles y los álamos que rodeaban el castillo, un castillo que se erguía orgulloso sobre la tierra con su fría y eterna piedra cubierta por su base con musgo.

Un hombre joven dormía en una de las muchas habitaciones de la morada. Estaba solo, su familia murió hace varios años en una de las muchas guerras que asolaron la Europa Medieval, sus vasallos también fueron asesinados; solo quedaba él. Triste y solitario dormía sufriendo las mismas pesadillas que le asaltaban cada noche, pesadillas de sangre y fuego, de muerte, desolación y campos de batalla repletos de cadáveres con los estandartes de batalla clavados en la tierra y hondeando al viento en una macabra danza.

Miguel De la Cruz que así se llamaba él era un hombre de 28 años, de estatura mediana, delgado, pelo largo y oscuro y ojos verdes. Mientras dormía apretaba con fuerza las sábanas con sus manos, su cara realizaba una mueca de dolor hasta que se despertó sobresaltado. Se incorporó sobre la cama, el sudor resbalaba por su cara y su respiración agitada fue calmándose muy poco a poco; -“otra noche sin poder dormir”, pensó él.

Miguel se vistió, agarró un candelabro con varias velas encendidas y salió a pasear por el castillo como hacia casi todas las noches en las que no podía conciliar el sueño. Se acercó a una ventana, la abrió y contempló la belleza de la noche silenciosa iluminada por la luna que era tapada de vez en cuando por pequeñas nubes que se movían gracias al viento. Había pocas cosas ya en la vida que merecían la pena para Miguel pero esta tranquilidad era una de ellas, pocas cosas que aliviaran el dolor que sentía en su corazón por la muerte de sus familiares y amigos. Siguió caminando por dentro del castillo contemplando sus paredes y los muebles de madera noble cubiertos de polvo pero algo llamó la atención de Miguel entre tanto abandono y soledad, la luz de la luna que entraba por una de las ventanas iluminaba el retrato al óleo de Isabel, su bella mujer muerta hace 3 años.

Colocó el candelabro sobre una mesa y se acercó hacia el cuadro y empezó a deslizar su mano derecha por la pintura, acariciándola con una suavidad y delicadeza extremas como si se tratara del verdadero rostro de su mujer. Recordó aquellos maravillosos años junto a ella, no había sido un matrimonio de conveniencia como la mayoría de los de la época, había sido por amor, por mucho amor… la manera en que ella le fue arrebatada, tan cruel y dolorosamente hacia que Miguel ya no supiera que era la felicidad. Acercó su cara aún más hacia el cuadro y las lágrimas se deslizaron por sus mejillas; -“lo daría todo por tocarte y besarte aunque solo fuera una vez más”, susurró al cuadro, -“no quiero volver a despertar, quiero dormir y volar contigo…”.

Cabizbajo, se retiró del cuadro, cogió el candelabro y siguió su marcha casi funeraria por el interior del castillo. Bajó por unas escaleras y se dirigió hacia la cripta donde reposaban eternamente sus seres más queridos, agarró una pesada llave de hierro y la introdujo en la cerradura de la puerta de la cripta, giró la llave, empujó y la puerta se abrió con un leve chirrido. Miguel notó como el frío aire de la tumba le inundaba hasta el corazón y se le puso la piel de gallina, el olor del lugar era extraño ya que el aire estaba viciado porque la estancia había estado cerrada bastante tiempo pero a pesar de todo había un leve perfume de flores en el aire, algo muy extraño ya que las flores colocadas sobre cada tumba llevaban secas mucho tiempo.

Miguel se santiguó antes de entrar en la cripta y contempló el interior de la misma, toda hecha con mármol blanco. Cada uno de los sepulcros tenía encima una escultura que representaba a la persona que hay en su interior. Se acercó a la tumba de su mujer muerta y contempló la belleza y quietud del frío mármol y por un momento la muerte le pareció hermosa, se arrodilló y comenzó a rezar al lado del sepulcro de Isabel. Unos instantes después Miguel notó que un helado pero leve viento le daba en la espalda, no le dio importancia al principio hasta que ese viento empezó a soplar con más fuerza inundando toda la cripta. Las flores secas de cada sepulcro cayeron al suelo haciéndose pedazos y Miguel se levantó sobresaltado y dirigió su mirada hacia la entrada de la cripta donde contempló con claridad un manto gris que iba desapareciendo como si abandonara la estancia. Una mezcla de miedo e infinita sorpresa atenazó el corazón de Miguel y reuniendo fuerzas salió corriendo de la cripta y subió las escaleras en busca del extraño manto gris. A pesar de subir con gran velocidad no vio nada pero el extraño viento que apareció en la cripta parecía haberse extendido por todo el castillo e incluso por fuera donde las ramas y hojas de los álamos y robles se movían rítmicamente.

De repente escuchó un extraño y leve lamento que parecía lejano pero que cada vez sonaba más cercano hasta parecer que alguien había al lado de él pero no podía ver a nadie, su corazón acelerado parecía que iba a salírsele por la boca hasta que perplejo notó como unas manos se posaban en sus hombros con suavidad, se dio la vuelta y allí estaba su difunta mujer, un espectro, un fantasma, una ánima, un alma en pena… no sabía lo que era pero no le importaba, ella estaba ahí enfrente de él, con el manto y sus cabellos movidos por el fuerte viento. Miguel no pudo aguantar más e impetuoso besó al fantasma de su amada, al principio notó el contacto con unos labios fríos como el hielo pero que se fueron calentando hasta casi quemarle, el joven noble se desplomó en el suelo extenuado por tantas emociones. El espectro de su amada se arrodilló y sin decir nada ayudó a Miguel a levantarse, el tacto de sus manos era extraordinariamente frío, tanto que casi quemaba; -“quiero reunirme contigo Isabel”, dijo él; ella sonrió y comenzó a caminar hacia atrás, sus movimientos eran extraños ya que parecía que iba flotando sobre el suelo. Miguel la siguió mientras ella le hacia señales para que le siguiera, siguió avanzando, siguió casi sin darse cuenta hasta que notó que estaba cayendo al vacío, se había caído por una ventana del castillo, en ese momento el tiempo pareció detenerse para el mundo y para su caída y oyó con claridad la voz de su amada que le decía: -“¿No querías volar conmigo? ; si la vida nos separó, la muerte nos unirá”. Miguel sonrió y su cuerpo se estampó contra el suelo de manera violenta. A pesar del gran golpe, una leve sonrisa y una sensación de paz se reflejaban en su cara. En una de sus manos ya inerte agarraba con fuerza un manto gris…